El divorcio entre Macri y el «Círculo Rojo» empresarial
Hasta que llegó la crisis del 2018. El Gobierno sufrió en abril del año pasado una profunda desilusión. Muchas de aquellas inversiones financieras amigas decidieron que era el momento de ejecutar ganancias y retirarse del país, dando comienzo a la crisis que aún azota a la Argentina y mostrándole al oficialismo que, en realidad, la promesa de la llegada de capitales productivos al mercado local había sido, ante todo, una ilusión. Salvo casos puntuales de rentabilidad asegurada y proyección futura (Vaca Muerta), los dólares reales para infraestructura y producción nunca llegaron. Olivos ya había tomado nota de la realidad. El diálogo con el “Círculo Rojo” empresarial estaba ya maltrecho.
Fue en el marco de la crisis del 2018 donde se desató la tormenta final. El primero de agosto de ese año el juez Claudio Bonadio abrió la “Causa de los Cuadernos” caratulada como “Fernández, Cristina Elisabet y otros s/ asociación ilícita”; en la cual los principales empresarios argentinos vinculados a la obra pública, el transporte y la energía (salvo muy contadas excepciones) se vieron directamente involucrados. Al punto de llegar a confesar el pago de coimas a funcionarios del anterior gobierno con nombre, apellido y cargo. En el listado figuraban a pleno los integrantes de ese “Circulo Rojo”
Desde el primer momento, los empresarios involucrados esperaron el momento en que desde el Ejecutivo se abriera una instancia de protección y comprensión ante las acusaciones y que, de alguna manera, fueran sólo los integrantes del kirchnerismo los señalados responsables de manera directa de los múltiples ilícitos. Siguiendo esta lógica, en algún momento de la investigación, se esperaba el waiver oficial ante las vicisitudes antiéticas que los empresarios debieron protagonizar durante el kirchnerismo. Pasaron semanas, luego meses, y esta protección nunca llegó. Ni siquiera la amenaza de revivir el infierno macroeconómico que sufrió Brasil a partir de la causa Odebrecht, alertó al oficialismo y provocó cambios de actitud ante los empresarios. Lentamente comenzó a crecer una sensación de “desprotección” entre los privados; hasta que en las últimas horas las sospechas estallaron.
El domingo por la noche, Mauricio Macri dio una entrevista a Luis Majul, ante quién el Presidente confesó que su padre “formaba parte de un sistema extorsivo del kirchnerismo, en el que para trabajar había que pagar” y que “lo que hizo mi padre era un delito”, tema que “hay que evaluarlo mucho” y sobre el que “se encargará la Justicia”.
La reflexión del “Circulo Rojo” empresarial es hoy simple: si el Presidente confesó, a pocos días del fallecimiento, que su padre aceptó hechos de corrupción, ¿qué queda para el resto de los integrantes de ese grupo que aún están vivos y que, a diferencia de Franco Macri, y pese a que confesaron ante la justicia el pago de sobornos, pueden pasar un tiempo importante en prisión? Lo que antes era sensación de desprotección, desde la declaración del domingo fue tomado, abiertamente, como una provocación. Y, para muchos, la sentencia de divorcio.
FUENTE: ÁMBITO.COM
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